martes, 29 de mayo de 2012

CONSEJOS DE UN PADRE A SU HIJO

Observa el amanecer por lo menos una vez al año.
Estrecha la mano con firmeza, y mira a la gente de frente a los ojos.
Ten un buen equipo de música.
Elige a un socio de la misma manera que eligirías a un compañero de tenis; busca que sea fuerte donde tu eres débil y viceversa.
Desconfia de los fanfarrones: nadie alardea de lo que sobra.
Recuerda los cumpleaños de la gente que te importa.
Evita a las personas negativas; siempre tienen problemas para cada solución.
Maneja autos que no sean muy caros, pero darte el gusto de tener una buena casa.
Nunca existe una segunda oportunidad para causar una buena primera impresión.
No hagas comentarios sobre el peso de una persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el  pelo. ¡¡Ya lo sabe!!.
Recuerda que se logra más de las personas por medio del estímulo que del reproche.
Anímate a presentarte a alguien que te cae bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de tal; todavía no nos han presentado.
Nunca amanece si no estás dispuesto a cumplir.
Muestra respeto extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
Haz lo que sea correcto, sin importar lo que otros piensen.
Dale una mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya no te dejará hacerlo.
Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las tuyas. Ubica tus pretensiones en el marco de tus posibilidades.
Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas, sin peligro.
No hay nada más difícil que responder a las preguntas de los necíos.
Aprende a compartir con los demás y decubre la alegria de ser útil a tu prójimo.(El que no vive para servir, no sirve para vivir).
Acude a tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo ajeno.
Confía en Dios, pero cierra tu auto con llave.
Recuerda que el gran amor y el gran desafio incluyen también "el gran riesgo".
Nunca confundas riqueza con éxito.
No pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reirte de tus propios defectos.
No esperes que otro sepa lo que quieres si no lo dices.
No olvides que el silencio es a veces la mejor respuesta.
No deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
Nunca compres un colchon barato: nos pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
No confundas confor con felicidad.
Escucha el doble de lo que hablas (por eso Dios nos dio dos oídos y una sola boca):
Cuando necesites un consejo profecional, pídelo a profecionales y no a amigos.
Aprende a distinguir quienes son tus amigos y quienes son tus enemígos.
Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocricidad le rinde al talento.
Recuerda que la felicidad no es una meta si no un camino: disfruta mientras lo recorres.
Si no quieres sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.
La gente más feliz no necesariamente tiene lo mejor de todo...
Simplemente disfruta al máximo de todo lo que Dios pone en tu camino